lunes, 18 de octubre de 2010

Ciencia infusa

La educación de la Virgen (detalles). Juan de Roelas, h. 1610. Diego Velázquez, h. 1616.


El profesor Benito Navarrete publica hoy en El País un artículo sobre el Velázquez ‘descubierto’ en Yale, tras estudiarlo in situ. Estoy totalmente de acuerdo en su diagnóstico sobre la autoría, pues coincido en hallar rasgos indudables de la mano del maestro (el modelado de las telas, el tratamiento de la luz, el dominio de la naturaleza muerta, etc.) No obstante, dejando a un lado los aspectos formales, expresé aquí el pasado junio una duda iconográfica que trasladé a su blog.

Y encuentro ahora que en el presente artículo recoge la objeción, apuntando una explicación plausible al extraño hecho de que un jovencísimo Velázquez retomara el asunto de la educación de la Virgen a partir de Juan de Roelas, habiéndose opuesto Pacheco al tratamiento del tema por su improcedencia teológica.

Me preguntaba yo cómo es que el sevillano retoma La educación de la Virgen si su maestro la rechazaba. Y he aquí que tras una mirada más atenta considero que Velázquez asume consciente el tema que de manera no muy feliz abordara aquél para superarlo con creces, y dar una lección de precoz maestría a quien quisiera verlo.

En efecto, la Virgen niña de Roelas es una estudiante aplicada que aprende a leer guiada por su madre. La de Velázquez, sin embargo, destila una actitud –un lenguaje corporal, diríamos ahora- que expresa sabiduría innata en un rostro serio, vagamente triste. No es, como apunta Navarrete, la forma de señalar firmemente con el dedo las Sagradas Escrituras, sino la mirada directa al espectador –a nosotros- al mismo tiempo que dirige su mano al libro, la que expresa el don de una inteligencia previa, y más allá, el conocimiento acaso de un trágico porvenir.

Y aventuro que sólo un talento único, una inteligencia poco común a pesar de su juventud, puede estar detrás de ello.


2 comentarios:

Crítico Constante dijo...

Interesante entrada y artículo enlazado. Habrá que ir viendo. Esa dureza en la frente de la Virgen Niña hace pensar en un repinte ya que, en los actuales términos, no es anatómicamente correcta.
Saludos cordiales.

Errabundo dijo...

El cuadro, Crítico, no está exento de defectos -atribuibles a causas diversas- pero también lleno de aciertos, de trozos de pintura de calidad superior. Por otro lado, los lienzos tempranos estaban lejos de ser perfectos, diría que fallaban precisamente en el modelado, en la consecución del volumen a través de una pincelada todavía dura y cortante. Sin embargo, por mi parte no tengo dudas: los rasgos velazqueños superan con creces las posibles objeciones.