miércoles, 7 de diciembre de 2011

En el almacén

En este mismo momento, pasadas las dos de la tarde, deben estar pujando por este cuadro. Un nuevo hallazgo, una nueva atribución. Siempre que sucede algo así, -y últimamente sucede mucho- doy un respingo. Me parece insólito que alguien -un particular o un museo- tenga en su casa algo parecido, e ignore que guarda un tesoro olvidado. 


Afortunadamente, alguien con ojo se cruza en un momento dado y salta la noticia. Con ella, junto al entusiasmo del descubridor, las reacciones escépticas, las palabras prudentes de los especialistas.



Pero, yo me pregunto ¿han mirado bien ese retrato? ¿Alguien que no sea el maestro sevillano sería capaz de aspirar en aquel momento a algo siquiera cercano?

(Para suprimir el tono amarillento de los barnices me he permitido retocar ligeramente la fotografía).




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