Afortunadamente, alguien con ojo se cruza en un momento dado y salta la noticia. Con ella, junto al entusiasmo del descubridor, las reacciones escépticas, las palabras prudentes de los especialistas.
Pero, yo me pregunto ¿han mirado bien ese retrato? ¿Alguien que no sea el maestro sevillano sería capaz de aspirar en aquel momento a algo siquiera cercano?
(Para suprimir el tono amarillento de los barnices me he permitido retocar ligeramente la fotografía).
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